26 abril, 2024

 

DOLOR WICHÍ

por Marcos Chavez

 

La serpiente brutal de la tarde

con su lengua de fuego extendido,

da su látigo atroz a la siesta 

sobre el suelo reseco y cansino.

 

Tras del monte arrasado y sediento

hay un rostro cargado de siglos,

una sangre de ayer sin memoria

y una Cruz, de madera sin Cristo.

 

Esta tierra que apenas se nombra

es la madre que vela a sus hijos; 

al costado de todas las cosas,

 en el centro de todo el olvido.

 

El yuchán en sus flores de barro

guarda el viejo tambor del latido,

y una danza de lunas descalzas

ya no baila a la orilla del río.

 

Este pueblo se llora hacia adentro

pues no empuña rencor ni cuchillo.

Su esperanza es tan sólo quimera

su bondad, es un arma sin filo.

 

Por aquí nunca vino La Patria;

ni el albor libertario de un himno

Esta pena es un rostro sin nombre

una voz, sin garganta ni grito.

 

 

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