28 abril, 2024

MARIEL CEREZO

Mariel Cerezo, cantora, docente, hacedora cultural y viuda del recordado Kolla Mercado, recibió esta semana en La Plata el Premio Homero Manzi, en reconocimiento a su quehacer cultural. Se trata de un premio que otorga el Centro Cultural del mismo nombre, que tiene 33 años de actividad a personalidades destacadas en la cultura, como ser escritores, músicos, cantores, etc.

Lic. María Eugenia Montero

Este premio, lo recibió el Kolla en 1998, años después Luis Salamanca por su Casa de Cultura, y su hijo Milena Salamanca el año pasado, por mencionar sólo algunas figuras.

Ella es artista jujeña y madre de artistas, y desde hace muchos años, desde 1977, cuando decidió ir a estudiar a esa ciudad, está radicada en La Plata,

Comenzó la carrera de Veterinaria, pero no terminó, años después, en   1980 conoció al Kolla, “nos presentó uno de sus músicos, José Patagua”, cuenta en conversación con El Tribuno, ella quien siempre está en contacto para homenajear a otros, y reconocer a otros, artistas, y personalidades de la cultura que cuidan y difunden la música jujeña. Pero en esta nota hablaremos de ella, de su pasión por la cultura y nuestra identidad.

Sobre este premio, dice “estoy más que agradecida de recibir este Premio Homero Manzi, acá en La Plata, cuna de estudiantes de todo el país y extranjeros”.

La emociona porque “siempre trabajé por mis paisanos y por nuestra identidad jujeña”, cuenta, quien desde el 2010 organiza cada celebración del Éxodo Jujeño y La Peña del Kolla, en La Plata, donde hay gran cantidad de residentes de nuestra provincia, explica, “y con estos eventos, tenemos nuestro momento de encuentro”.

“Para mi es hermoso, no sólo por mí, sino porque se visualiza a la comunidad jujeña, que es numerosa y activa aquí, desde el Centro de Estudiantes, que se creó en 1941, y el de Residentes Jujeños en 1981”, recuerda.

Mariel nació en San Salvador de Jujuy, y cuenta que creció en el Hogar Buen Pastor con su madre, que la había tenido muy jovencita, rodeada de chicas que provenían de distintas localidades de la provincia, convivencia que influenció en el transcurso de su vida, ya que fue enriquecedora porque todas traían su acervo cultural de cada región.

Estudió en la Escuela normal y se recibió de Bachiller Pedagógico, y luego se recibió de maestra.

Cuando estuvo en La Plata para estudiar, además de algunos años de Veterinaria, estudió en el profesorado de Danzas Tradicionales.

Se dedicó a la docencia, pero nunca abandonó su amor por el arte con identidad, y quizás eso la enamoró con admiración profunda del Kolla Mercado, que también se instaló en La Plata por esos años.

Hasta la actualidad se desempeña como profesora de Ciencias Naturales en escuelas secundarias, y por razones de salud está pronta a su retiro de las aulas, lo que le permitirá poder grabar un disco con su voz, cosa que no hizo nunca hasta el momento. Nunca cantó sola, ni grabó sola, siempre acompañando a alguien o invitada por alguien.

Con el Kolla, gran maestro y guía de numerosos músicos y cantores, Mariel formó una familia. Tuvieron cuatro hijos “y nos casamos después”, dice risueñamente, “hicimos todo a lo jujeño”, comenta.

Sus hijos son José María, luthier y tecladista; Marcela Mariel, quien canta y baila; Malka Gabriela, cantora; y Ernesto Abel, intérprete de charango y guitarra. Claramente la identidad artística fue transmitida.

Cuenta que cuando se casó con el Kolla, él tenía 50 años y ella 26. Su admiración se nota en cada palabra, en cada paso de su vida, porque la desborda hasta el día de hoy. “Él no sabía que yo cantaba, me descubrió cuando yo cantaba mientras cocinaba. Siempre le hacía la segunda”, cuenta con mucha ternura. Es que ella había participado por años del Coro de las Monjas del Buen Pastor, donde había pasado su infancia, y tiene los mejores recuerdos de esa formación, “es hermoso, mágico”, dice.

Para la grabación del primer casete «Soy de la Puna» del Kolla, se preparó con la profesora de canto Emilce Vassaro, con quien se impulsó como cantora y se animó a ser parte de la propuesta musical de su esposo, y de otros grupos musicales, acompañándolo también en distintos escenarios.

Lo cierto es que nunca se animó a su camino solista, siempre cantó con él, con sus hijos, con otros músicos que la invitaron, y quizás pronto, pronto, sea el momento. Ella sabe todas las canciones de Justiniano Torres Aparicio, y esa sería la lista de grabación de su primer disco. La grabación será con sus hijos.

También se encarga cada mes de septiembre de llevar adelante La Peña del Kolla, que es un día en el que se homenajea a los maestros y se reúnen los jujeños, los docentes y la gente del folclore, continuando con lo que un día inició su esposo, como una juntada de amigos en homenaje a los maestros, reuniendo a docentes y a la gente del folclore. Es un espacio familiar y amistoso donde se comparte una vez al año, con diversas propuestas musicales, y comida de elaboración artesanal.

A Mariel, como presidenta del Centro de Residentes le tocó organizar el año del Bicentenario del Éxodo Jujeño, en 2012. “Se hicieron actividades durante todo el mes de agosto y los repartimos en distintas salas. Trajimos a historiadores, poetas, artistas, y organizamos charlas y debates sobre el Éxodo.

Ella se hizo cargo del centro después del fallecimiento de Cristina Pardiñas, presidenta hasta el 2010, quien la había convocado para colaborar con la producción de actividades culturales, tras la muerte del Kolla.

Siempre valoró de su marido que cuando llegaba a su tierra “se iba a cantar con los copleros y la gente del lugar. Se juntaba con sus amigos y cantaban todos temas de Jujuy, nada de Bolivia.

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