26 abril, 2024

Reto de lectura del mes:  

Leer un libro de más de 150 años

 

 

por Ildiko Nassr

 

“Leíamos libros, hablábamos de libros, discutíamos de libros y nos fuimos tomando cariño”

Mary Ann Shaffer

La sociedad literaria del pastel de piel de patata de Guernsey

 

El reto lector plantea para el mes de julio leer un libro de más de 150 años. Como un libro lleva a otro libro, elegí uno de Charles y Mary Lamb. Por este libro se conocieron (y se enamoraron) Dawsey y Juliet, los protagonistas del libro y la película La sociedad literaria y del pastel de cáscara de patatas de Guersey. ¿Puede un libro tener tanto poder? ¿Podemos enamorarnos…? No puedo ni terminar la pregunta porque la respuesta es obvia. Sí, claro que podemos enamorarnos gracias a un detalle (un libro, un gusto compartido, una mirada, un ojal, un botón…) Hacer clic con alguien, empezar una relación. Sostenerlo en el tiempo, consolidar en vínculo esa relación es otra cosa. Pero si algo nos enseñó la ficción es que el amor verdadero comienza con un clic y no se termina jamás porque la conexión se da en diferentes planos. Los vínculos son indestructibles. Las relaciones son las que se quiebran, se esfuman, se pierden en el tiempo…

Cuentos basados en el teatro de Shakespeare

Charles y Mary Lamb escriben estos cuentos basados en el teatro de Shakespeare. Y es un nuevo libro que conduce a otro libro. Este es el camino lector.

Un libro. Otro libro y otro más.

Pero hoy les quiero contar un poco sobre este.

Charles y Mary Lamb escribieron este libro a pedido del editor William Godwin, con el propósito de acercar las obras de Shakespeare a los niños. Las obras del gran escritor inglés eran exclusivamente para adultos y los hermanos Charles y Mary no sólo hicieron el cambio de un género literario (el dramático o teatral) a otro (el épico o narrativo) sino que se dejaron atravesar por esos textos y los hicieron propios. Así, descubrimos obras clásicas como Romeo y Julieta, Otelo o El mercader de Venecia, con un vocabulario llano y atrapante, no falto de imágenes.

Es un encuentro (o reencuentro) con esas historias dramáticas que tanto se repitieron (y se repiten) y acaso pocos hayan leído en su versión original. Las ilustraciones de Arthur Rackham hacen que el libro adquiera un toque antiguo, clásico, que nos traslada a otras épocas.

Los hermanos escritores pasan las historias por el tamiz de la subjetividad y las traducen de un género literario a otro. Acaso sea más fácil leer un cuento que una obra de teatro. Es fascinante cómo un texto dramático o teatral es concebido por el autor para ser representado y el director se apropia de esas imágenes y conduce a los actores… ¿de qué manera se escribe una imagen o un sueño? ¿Dónde se originan las historias, los diálogos de un texto que trasciende todos los límites: el del tiempo, el del idioma, ¿el de la cosmovisión y las costumbres? ¿A qué se debe que un libro encuentre lectores en todas las geografías y épocas? ¿Por qué tantos escritores hacen sus versiones de esos textos? Siempre son más las preguntas que las respuestas luego de terminar de leer un libro. Eso es lo que nos da la lectura de literatura. La literatura nos enseña de manera tan placentera que no nos damos cuenta, entretenidos en entender o finalizar. Hay libros que se disfrutan tanto que no querés terminar de leerlos. O sí. Es una sensación ambivalente porque querés terminar y a la vez no querés. Y al cerrar el libro, un vacío te habita. Es como perder a un ser amado y aparece el deseo de la RELECTURA que es un placer exponencial, aumentado.

Consejo de lectura

Escucho reiteradamente a personas que se jactan de ser grandes lectores porque leen tres o cuatro libros a la vez. Es algo peligroso. Los libros, como los amantes, son mejores de a uno a la vez. Se disfruta más y no se mezclan las emociones, las historias, los personajes…

Lo ideal es llevar una bitácora de lecturas. Luego de terminar de leer un libro, y para no sentir esa orfandad entre un libro y otro, escribir las sensaciones, lo que nos deja esa lectura y hacer una mínima ficha literaria. No para convertirnos en académicos, sino para registrar esas experiencias lectoras.

Buena vida y buenas lecturas

 

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