5 diciembre, 2024

«Antiprincesas» las nuevas heroínas infantiles

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“Queríamos romper con el estereotipo de la mujer cuya belleza está basada en su aspecto externo y mostrar ejemplos de mujeres que tienen belleza interior”, explicó Nadia Fink, autora de los libros.

A diferencia de las clásicas historias infantiles, que son ficción, estas antiprincesas no son de fantasía. Son algunas de las mujeres más destacadas de la cultura y la historia latinoamericana.

 Con el propósito de contar a los niños historias de mujeres de América Latina desde un ángulo humano exponiendo sus ideas, su sensibilidad artística, su lucha por la justicia -algo lejano en personajes femeninos de los cuentos tradicionales- acaban de aparecer los primeros títulos “Frida Kahlo” y “Violeta Parra”.

La colección fue inaugurada en junio pasado con un libro sobre la pintora mexicana Frida Kahlo, una figura que no se suele asociar con lo infantil.

La segunda antiprincesa de la serie fue Violeta Parra, la cantautora y artista chilena que fue una de las folcloristas más importantes de América Latina.

A cargo del guionista Nadie Fink, el dibujante “Pitu”y las editoriales (Sudestada y Chirimbote), trabajan en el tercer cuento de la colección, que será sobre Juana Azurduy, la heroína boliviana de las luchas de independencia.

 

Tras publicar el libro sobre Frida, una madre le escribió a Fink contándole que su hija había elegido ir a una fiesta de disfraces vestida como la artista mexicana. “Lloré de la emoción”, cuenta la escritora.

 

Las dos vivieron tumultuosas historias de amor, ambas trataron de quitarse la vida (Violeta se suicidó y Frida hizo varios intentos), y las dos murieron antes de llegar a los 50 años.

Los libros evitan el dramatismo, aunque no esconden algunos de los hechos más polémicos de las vidas de estas artistas. Por eso, los cuentos aportan una refrescante aunque inusual cuota de realismo.

El libro sobre Violeta Parra relata en un momento que la cantante necesitaba ropa linda para poder actuar en público. “A Violeta no se le apareció ninguna hada madrina para regalarle un supervestido”, aclara la historia, que cuenta en vez cómo su madre solucionó el problema transformando una cortina en una falda.

Lo que más distingue a los libros de antiprincesas es que se enfocan no en la vida romántica o sentimental de las protagonistas sino en su obra.

 

Pero aunque la idea sea mostrar algo distinto, la pregunta es si los niños estarán interesados.

“A mí me hubiera gustado conocer estas historias cuando era niña”, admitió Agostina, una abogada de 26 años a quien BBC Mundo encontró sentada cerca de unas hamacas en una plaza de Buenos Aires.

“Está bueno porque no todas las niñas tienen el aspecto de princesitas. Algunas lo tienen pero otras no, y se sienten excluidas”, opinó.

En ese sentido, Fink consideró que es bueno mostrarles a los niños que “la vida también es eso”, que hay dolor, que no todo es color de rosa.

“Los cuentos clásicos transmiten que la quietud te preserva de las situaciones difíciles. Nuestras antiprincesas enseñan a romper los estereotipos y a trascender lo impuesto”.

Rebeca Cordero, directora académica de Educación y profesora de Sociología Aplicada en la Universidad Europea, habla de este «síndrome de la princesa» y afirma que, en efecto, estos contenidos contribuyen a difundir unos valores tremendamente marcados por una sociedad patriarcal lo que, en opinión de la experta, «influirá de manera decisiva en el comportamiento de nuestros hijos»
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Si algo tienen en común las protagonistas de los cuentos populares es, sin duda, su belleza. «Todas son guapas, con una melena larga y cuidada y maravillosamente vestidas. Y todas encuentran a su príncipe azul. Jamás verás a una princesa de cuento discapacitada o lesbiana, pues en este mundo imaginado no tiene cabida aquello que es diferente». El hombre, además, adquiere suma importancia en este entorno de cuento que los niños asumen como correcto. «Él es el salvador, el que transmite seguridad a la mujer, el que la cuida y la protege», matiza la profesora.¿Tan perjudiciales son estos contenidos para nuestros hijos?«Los niños aprenden por imitación. Puedes educar en los valores de igualdad en el colegio o en casa, pero la visualización de este tipo de productos hará que los más pequeños tiendan a pensar que esos estereotipos y comportamientos son normales. Las niñas creerán que tienen que estar siempre guapas, los niños asumirán que deben proteger a la mujer».

Dice Cordero, de los denominados «micromachismos», prácticas machistas en la vida cotidiana que asumimos como normales. «Nuestra sociedad está llena de este tipo de comportamientos, gestos que creemos válidos y a los que no damos importancia alguna pero que marcan el desarrollo de la mujer en un plano diferenciado del hombre. Un ejemplo es preguntar constantemente a una niña qué niño le gusta, o decirle que se ponga falda porque los pantalones son de chico». Todo esto, asevera la profesora de la Universidad Europea, tiene sus consecuencias. «A la mujer nunca le han enseñado a disfrutar de una vida en soledad porque ‘lo normal’ es tener pareja».

Debemos plantearnos, dice Rebeca Cordero, si la sociedad está dispuesta a modificar este modelo que asumimos como correcto. En el caso de las princesas Disney, la socióloga puntualiza que la compañía ha ido modificando su estrategia al ser consciente de las críticas recibidas. «Mulán, por ejemplo, ya es de otra raza y, en el caso de “Frozen”, ocurre que es ella quien tiene el poder en lugar de un hombre. Aunque sigue sin ser suficiente, hay que reconocer que Disney sí ha incluido ciertos matices en sus producciones que nos hacen ver que la empresa quiere modificar esa imagen de la mujer».

En opinión de Rebeca Cordero la solución no está en prohibir la visualización de una película como «Frozen», sino en explicar que la realidad es bien distinta a lo que cuentan este tipo de historias.

 

 

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