19 abril, 2024

Lo que nos enseña la escritura creativa

 

 

por Ildiko Nassr

La escritura creativa es el tipo de escritura que trasciende lo meramente formal. Este tipo de escritura nos permite explorar las múltiples posibilidades de lo real desde la ficción.

Inventiva,  experimentación, imaginación y exploración son algunas de sus principales características.

Es más que un ejercicio mecánico y de repetición ya que pone en juego todo lo que somos, nuestra visión del mundo y todas nuestras competencias (habilidades y conocimientos vinculados con lo lingüístico, lo paralingüístico, lo cultural, etc.)

La escritura creativa no solo nos enseña a crear trazos con significado sobre la página en blanco o a teclear en un dispositivo electrónico. No. Va mucho más allá y nos enseña, entre otras cosas a amar el proceso, a planificar, a no seguir los planes preestablecidos, a estimular la creatividad y el hemisferio derecho del cerebro, que se articula con el hemisferio izquierdo para construir un texto literario (o con pretensiones literarias).

A continuación, enumero solo algunas de las habilidades que aprendí gracias a la escritura creativa:

1.      Constancia

El trabajo cotidiano, el entrenamiento y la ejercitación diaria son lo que distinguen a un aficionado de un profesional. Ser constante es escribir todos los días. Marguerite Duras lo explica de la siguiente manera: Escriba poco, nada o mucho, todos los días estoy sentada a mi escritorio. Difícil evitarlo. Pero puedo escribir en los trenes, en cualquier parte donde esté. Los que no pueden escribir en cualquier parte, aquellos a los que les hace falta cierta calma, cierta luz, creo que esas personas no tienen tantas ganas de escribir. Los escritores que no tienen tiempo de escribir… desconfío de ellos. Marguerite Duras: EL ÚLTIMO DE LOS OFICIOS, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2017.

 

2.      Disciplina

La disciplina se relaciona íntimamente con la constancia. Supone determinados rituales y el cumplimiento de un horario. ¿Cuántas horas le dedicamos efectivamente a la escritura creativa? ¿Acaso los escritores no estamos escribiendo siempre? La maestra Joyce Carol Oates afirma que ella escribe hasta cuando corre.

Empiezo a escribir a las ocho de la mañana. Pero es un placer, no lo tomo como un trabajo. Lo hago toda la mañana, y quizá un par de horas más por la tarde. Por la noche leo, veo películas, televisión… También me gusta ir al campo a andar, correr o ir en bicicleta. Y pienso sobre lo que escribo. Eso también lo considero escribir.

https://www.abc.es/cultura/libros/20140929/abci-entrevista-joyce-carol-oates-201409281744.html

3.      Incentivo creativo y de la imaginación

La escritura creativa se trata, también, de experimentar y buscar nuevas formas. La literatura es un modo de comunicar pero trasciende la comunicación. Incorpora lo subjetivo de manera explícita y nos permite realizar asociaciones impensadas. Recordemos las propuestas de Gianni Rodari en su libro paradigmático GRAMÁTICA DE LA FANTASÍA. Mi favorito es el binomio fantástico, que  consiste en la unión de dos palabras de distinto orden semántico y la formación mediante complementos y preposiciones de todas las combinaciones posibles entre ellas. Por ejemplo, “luz” y “zapatos”.

Otra posibilidad es la indagación sobre las palabras. ¿Qué hay debajo de una palabra? ¿Qué esconden las palabras? Pensemos en nuestro nombre. ¿Qué otras palabras devienen de él? ¿A qué se parece? Empezamos con una pregunta y se van desencadenando otras y así, aparecen las ideas para escribir.

 

4.      Multiplicación  de las posibilidades de lo real

Escribir es experimentar e imaginar. Partimos de la consabida pregunta ¿Qué pasaría si…? y los límites se borran. La imaginación comienza a actuar y, a partir de ese juego, exploramos las múltiples posibilidades de lo real.  Porque, ¿qué es lo real?

Podemos, también, cambiar el tiempo verbal y preguntarnos ¿Qué hubiera pasado si en vez de demorar tres minutos en mirar las revistas en el quiosco, compraba unos caramelos y me cruzaba con un hombre alto y buen mozo que me invitaba a pasar los próximos 50 años con él? Tendríamos, entonces, una historia de amor.

Si nos preguntamos ¿Qué hubiera pasado si en vez de un vendedor de macetas quien tocaba el timbre en mi casa el sábado a la mañana era un extraterrestre perdido que me pedía mi teléfono para llamar a casa? Escribiríamos un relato de ciencia ficción.

¿Qué pasaría si una noche al regresar a casa me encontrara con que el conde Drácula espera sentado en el escalón de entrada?

Las opciones están en primera persona porque siempre es más fácil escribir desde lo que uno conoce. Podríamos estar hasta el fin de los tiempos conjeturando posibilidades. Pero ¡manos a la obra! La única manera de escribir es escribiendo.

 

5.      Reivindicación del proceso

Vivimos en la era de la inmediatez. Sin embargo, la escritura creativa nos enseña el valor del proceso, del paso a paso. Vamos letra a letra, palabra a palabra… construyendo un texto que se va configurando lentamente hasta su versión final. Borradores, planificaciones, detalles, listas… cada cosa cuenta. Cada acción es un eslabón que refuerza el proceso hasta llegar al producto final.

La fase invisible ha sido reiteradamente comparada con el cuerpo de un iceberg al que no podemos ver cuando nos topamos con uno en medio del océano. Sin embargo, se siente la diferencia de un texto que ha sido trabajado de uno que es circunstancial y espontáneo.

 

6.      Persecución de metas y objetivos

Escribir cada día nos ayuda al entrenamiento. Estar entrenado es estar preparado. Es como el corredor que se alista para una maratón. Cada día una página. Cada día, leer y escribir. Salir a caminar y mirar. Estar alerta.

Plantearse metas y objetivos es importante porque nos posibilita un orden. Escribir a diario sin un propósito no está mal, porque aporta a nuestra fortaleza y búsqueda de una voz propia. Sin embargo, escribir sin publicar es un proceso incompleto. No todos podemos dejarse tamaña responsabilidad a un amigo que cumplirá con nuestro propósito luego de nuestra muerte.

Aunque el objetivo sea pequeño, como escribir a diario, es importante establecerlo y cumplirlo.

Los editores, los concursos, las convocatorias establecen plazos a los que podemos incluir en nuestras metas.

7.      Incorporación de una rutina de trabajo

Escribir a diario, aunque no se escriba. A veces sólo se trata de recopilar información o rastrear datos para nuestra escritura. Borradores, manuscritos, pruebas de ensayo y error. Versiones. Son sólo algunas de las posibilidades.

Este texto está dirigido a los escritores “de verdad”, no a los “de ocasión”. Nunca seas de ese tipo de escritor que bastardea nuestro trabajo. Nunca minimices tu trabajo (ni el de los demás).

Incorpora una rutina de trabajo. Lee y escribe a diario. Ray Bradbury decía: “Escribe un cuento a la semana. Es imposible escribir 52 cuentos malos seguidos“.

Te dejo un link con recursos para lograr este gran objetivo https://ciudadseva.com/texto/instrucciones-para-escribir-cuentos-o-novelas/

8.      Hábito de lectura

La inspiración no existe. Todas las musas están ocupadas. Hoy nos nutrimos de diversos productos culturales: libros, series, música, pinturas, etc.

Lee. Lee. Lee. De a un libro por vez. Si bien tenemos derecho (como lectores) de leer de todo a la vez, un escritor lee de a un libro por vez y se nutre de esa lectura. Leer para escribir.

9.      Resolución de problemas

Escribir es resolver problemas. ¿Cómo cuento esta historia? ¿Qué tiene para decir este personaje? ¿Qué voz conviene más? ¿Desde qué punto de vista resulta más efectivo mi relato? ¿Si utilizo esta palabra, qué efecto lograré? ¿Utilizo sinónimos o elijo repetir?

Miles y miles de interrogantes van surgiendo al escribir. Nuestro trabajo es dar respuesta con nuestra escritura.

Y a la par que vamos desentrañando los problemas de la narración, también vamos resolviendo algunos de nuestros problemas…

https://smoda.elpais.com/belleza/por-que-sentarte-a-escribir-puede-resolver-algunos-de-tus-problemas/

10. Placeres cotidianos

La escritura creativa nos hace felices. Es un placer cotidiano, una de esas actividades que nos proporcionan una felicidad inusitada y que su efecto es duradero. Un lector (aunque sea sólo uno) que nos diga que algo que escribimos lo emocionó prolonga el efecto de felicidad y es el mejor estímulo para continuar escribiendo.

Disfrutar de los rituales que acompañan a nuestro proceso creativo: el café de la mañana, encender la computadora o elegir la libretita de notas, el roce de los dedos sobre el teclado, la lapicera que compré en Barcelona deslizándose sobre la página en blanco (con el recuerdo de aquella tarde soleada en aquel negocio cerca del mar…), música de fondo, retomar las ideas inconclusas del día anterior, aunque no sé bailar, bailo en la mañana con mi perra y luego, cada una a su rutina cotidiana. Cada quien tiene su colección privada de placeres cotidianos.

Por ejemplo, la lista Forbes de placeres cotidianos:

https://microcambios.com/2014/01/16/la-lista-forbes-de-placeres-cotidianos/

11. Pensamiento lateral

El pensamiento lateral es un método de pensamiento que puede ser empleado como una técnica para la resolución de problemas de manera imaginativa. … Este se caracteriza por producir ideas que estén fuera del patrón de pensamiento habitual. Es el tipo de pensamiento que utilizamos a la hora de escribir ya que los escritores huimos de los lugares comunes como Drácula del ajo.

En este blog, podrás encontrar algunos problemas de pensamiento lateral muy útiles para nuestro entrenamiento.

https://pensamientobrenda.blogspot.com/2015/11/problemas-pensamiento-lateral-divergente.html

 

Luego de esta larga lista, siento que es insuficiente para enumerar lo que nos enseña la escritura creativa. Escribir es un trabajo que trasciende todos estos aprendizajes y como esos profesores inolvidables, nos enseña mucho más de lo que queríamos aprender.

¡Buena vida y buenas lecturas!

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