24 abril, 2024

Rabiosos

 

 

 

por Ildiko Nassr

Abordar la realidad a través de la ficción, utilizando como disparador una emoción o una enfermedad es algo bastante usual.

La rabia es un concepto polisémico y se aborda desde la literatura en sus dos significados más usuales. Recordemos lo que dice la Real Academia Española sobre esta palabra:

rabia

nombre femenino

  1. 1.

Enfermedad infecciosa, causada por un virus, que padecen ciertos animales, especialmente los perros, y que se transmite a otros animales y al hombre a través de la saliva.

«los propietarios de perros y gatos de nuestra ciudad deben vacunar obligatoriamente a sus animales contra la rabia»

  1. 2.

Enojo grande que se manifiesta con palabras, gritos y ademanes bruscos y violentos.

«su resentimiento se pone de manifiesto mediante accesos de rabia, de agresividad y de rebeldía»

El 28 de septiembre se celebró el Día Mundial contra la Rabia en recuerdo de Louis Pasteur, creador de la vacuna antirrábica y fallecido un día como hoy, pero de 1895.

La literatura no es ajena a la vida; todo lo contrario. Así que aquí hacemos un breve (y arbitrario) itinerario  por algunos libros que, de uno u otro modo, toman a la rabia (y a los perros) como motivo.

v Rabia, de Stephen King, novela, primera edición de 1977.

Este es un libro que se publicó con el seudónimo de Richard Bachman y se encuentra descatalogado por varios motivos: por el incidente de  un tiroteo y toma de rehenes en una escuela narrado en detalle en la novela. Sabemos que Estados Unidos (patria de Stephen King) es el país que sufre este tipo de eventos desafortunados. Sabemos que una obra de ficción no es el desencadenante, sino las políticas armamenticias, pero ese es otro tema. En un tiroteo, el perpetrador llevaba un ejemplar de este libro en su mochila, por lo que Stephen King decidió no  autorizar futuras ediciones.

 

v Del amor y otros demonios, de García Márquez

Gabriel García Márquez era un joven de 27 años que escribía para el diario  El Espectador,  de Colombia. Una historia llamó su atención en 1954: la de Sierva María, la marquesita de La Sierpe.

Escribió una serie de columnas sobre ella y casi 30 años después la novela Del amor y otros demonios.

Sierva María murió por el ataque de un perro con rabia y su cabellera creció de manera inconmensurable luego de su muerte, hecho explicado por hechicerías y leyendas latinoamericanas.

 

v El misterioso incidente del perro  a medianoche, de Mark Haddon

Todo comienza con la muerte de un perro. Alguien rabioso lo mató y el protagonista se propone descubrir al culpable. Es una novela que atrapa desde el inicio y genera empatías y antipatías. Nos alienta a reflexionar sobre muchos temas que van del autismo a la relación con los vecinos; y de la paternidad a la independencia, pasando por el lenguaje, la convivencia, los amores, el método científico, la investigación policial, etc.

Su lectura es muy placentera y recomendable. Conmueve. Emociona. Y da ganas de relecturas.

v Los animales salvajes, de Griselda Gambaro

Los animales salvajes son, para Griselda Gambaro, animales conocidos  y fantásticos a la vez. Hay una cierta nostalgia mixturada con humor y el estilo de la Gambaro en los textos del libro. Hay rinocerontes, gatos, conejos, abejas,  colibríes, caballos… y perros.

No tienen esa rabia de bocas espumantes y ataques sin sentido e indiscriminados. No. Tienen la inclasificable conducta humana de algunas bestias. Uno de los perros confiesa por qué mata a los pájaros (este cuento me hizo acordar, inevitablemente, al de Samanta Schweblin “Pájaros en la boca»).

Este es un libro de cuentos que ocupa un lugar de privilegio en la biblioteca por su exquisitez narrativa y por lo impecable de sus textos. Algunos microrrelatos. Algunos cuentos cortos. Todos amenos (no amigables).

 

v La leyenda de El Familiar

Para algunos, es el diablo mismo. Adquiere la forma de un perro negro y rabioso. Claro que quienes lo vieron, no viven para contarlo.

De acuerdo al Diccionario General de Jujuy, los dueños de las grandes fábricas le venden el alma al diablo a cambio de grandes riquezas. Firman un estricto contrato en el que se “establece la obligación por parte de los propietarios, de entregarle un obrero por año (o por mes) que será devorado sin compasion por el Maligno». Hay quienes afirman haberlo visto rondando los ingenios con las fauces ensangrentadas y los ojos en llamas. Al verlo, los perros no ladran. Aúllan. Un aullido lastimero que anuncia una muerte próxima.

 

Que la rabia nos evite y se mantenga en el terreno de la ficción.

Buena vida y buenas lecturas

 

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