28 marzo, 2024

El teatro como lucha y forma de vida

 

 

por Marcos Chavez

Liliana Castro es una dramaturga, directora, titiritera y actriz salteña. Su camino en la actividad escénica se inicia allá en 1985 escribiendo y ejecutando obras para títeres. Junto al titiritero  José Luis Zenteno, funda la compañía “La luna mimosa” donde se desempeñó en la dramaturgia y en el vestuario de sus personajes.

La carrera de nuestra artista de hoy data de innumerables trabajos, pero no es nuestra intención desglosar un currículum burocrático, sino mostrar al teatro como una herramienta transformadora en manos de una mujer fundamental en el arte escénico de Salta.

Proponer algo distinto siempre es un trabajo extra. Liliana me cuenta que en la ciudad no había mucha costumbre por parte de la gente de los barrios para acercarse al centro a ver teatro, más aún tratándose de títeres. Sostener esta actividad no fue fácil, de hecho “La luna mimosa” fue durante muchos años el único grupo de títeres del circuito artístico salteño.

Lejos de evitar la adversidad, la artista siempre  redobló la apuesta, no sólo consolidó su propuesta dando vida y misterio a sus personajes de tela, sino que además llegó junto a su entorno,  a lograr instituir el Festival Nacional de Títeres  desde su provincia.

Sin dejar de trabajar como titiritera, suma a su carrera una profesión que la acompaña hasta hoy: la de actriz, durante 1996, debutó en “juegos a la hora de la siesta” (de Javier Daulte y Marta Stutz )

Entre bambalinas, rubores, luces y rostros de trapo. ; Nuestra protagonista de hoy  fue edificando un oficio que no sólo se limitó a los escenarios céntricos ni a una concepción elitista del arte. Su trabajo fue siempre más allá, entendiéndolo también como una herramienta transformadora e inclusiva. Es así, que elaboró junto a otros artistas  el proyecto “Meta Teatro Itinerante” (el teatro va a los barrios) llevando funciones a centros vecinales con acceso gratuito para todos los vecinos. Las puestas que se hacían buscaban incluir sin subestimar, no se mezquinaba ningún recurso escénico: escenario, luces, vestuario – y todo lo dispuesto en una sala del centro de la ciudad- también era llevado a las barriadas populares y humildes de Salta, buscando así, un hecho que fuera artístico pero también participativo. En esta misma línea en 2013 inicia una nueva etapa, el desafío esta vez,  llevar el teatro a las escuelas. De esta experiencia, Liliana me habla con una sensible alegría: me cuenta como los niños y niñas  pasaban a ser parte de cada escena, con gritos, risas e interacciones que se mezclaban con las historias de cada personaje. El verdadero arte es aquel que se propone transformar, y eso parece haber  sido siempre la brújula de esta trabajadora incansable, sacar al teatro de los reductos convencionales y compartirlo con los de a pie, quitar el estigma de cultura como un bien sólo para algunos sectores sociales. Cada niño, cada hombre o mujer que se acerca al arte, puede encontrar  allí una nueva forma de sentir e interpretar las cosas; de estimular una sensibilidad que promueve el vínculo y mata la soledad.

 

Abarcar una trayectoria de más de 30 años nos es imposible en una sola columna, hemos querido en estas líneas hablares un poco acerca  de una mujer laboriosa y comprometida que florece desde su pasado, pero que también es presente y futuro del teatro de las provincias. Las vidas como estas merecen ser contadas: no siempre desde lo efímero de las redes sociales, ni desde los ruidos mediáticos .El camino de Liliana nos habla de un oficio entrañable, cercano, solidario y lleno de luchas.

LILIANA CASTRO / DRAMATURGA SALTEÑA

Desde nuestro espacio le deseamos muchos nuevos éxitos, en especial por su actual proyecto en el que conformó el grupo “Pandemials” donde hace las veces de docente formando a nuevos actores con los cuales estrenó el pasado 30 de octubre la obra “Inverosímil” de Ariel Dávila ,dando así oportunidades a nuevos valores que se integran la  grilla artística de Salta. Nos espera además la llegada de su nueva obra de títeres que será estrenada a principios del próximo año “El cuentero mañanero” junto a Ana Barreto: allí entre coplas y versos se abordarán mil historias de mitos y leyendas temerarias y disparatadas a la misma vez, haciéndonos volver a los cuentos que nos contaban los abuelos, esos cuentos que ya no se dicen y que fueron reemplazados por la incomunicación voraz de estos nuevos tiempos.

Liliana Castro: pasado, presente y futuro de una vida llevando un arte trascendente desde y para el Pueblo.

 

 

 

 

 

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