25 abril, 2024

Libro y película ¿cuál es tu preferido?

 

 

Por Ildiko Nassr

El desafío de lectura que planteamos al inicio de este año propone leer un libro que se haya hecho película (y ver la película) en el mes de junio.

 

«Ya sabes lo mucho que me gusta hablar de libros»

Juliet Ashton

 

Luego de interminables soliloquios sobre qué libro y película elegir, cuya lista incluye:

 

Luego de interminables soliloquios sobre qué libro y película elegir, cuya lista incluye:

Libro Película
La educación de las hadas, de Didier van Cauwelaert

 

La educación de un hada, dirigida por José Luis Cuerda y protagonizada por Ricardo Darín, Irene Jacob y Bebe

Guión de Didier van Cauwalaert (Premio Goya al mejor guion adaptado, 2006)

-Muchas chicas son hadas que ignoran que lo son; no saben que son mágicas. Dios las ha puesto en la Tierra para que las reactiven. Es parecido a lo que pasa con los espías esos que nos enviaban los rusos. Les habían lavado el cerebro para que quedaran amnésicos y olvidaran cuál era su objetivo. De este modo se creían su falsa identidad. Un día los llamaban por teléfono y les decían la clave que hacía que recuperaran la memoria, y entonces cumplían la misión para la que los había programado.

(…)

-También tienen sus marcas diferenciadoras (…) siempre hay algo que ayuda a reconocerlas.

-¿Qué?

-…El pelo les tapa las mejillas para que nadie vea las cicatrices.

-¿Qué cicatrices?

-Es la enfermedad de las hadas. Cuando se les pide que concedan un deseo, se rascan las mejillas para pensar. Así, a fuerza de pensar, les quedan señales.

 

El niño con el pijama de rayas, de John Boyne El niño con el pijama de rayas, dirigida por Mark Herman

Guion de Mark Herman

Pero alrededor de la casa nueva no había otras calles, ni nadie paseando tranquilamente ni caminando con prisa, y por supuesto, tampoco ninguna tienda ni puestos de fruta y verdura. Cuando cerraba los ojos, sólo notaba vacío y frío alrededor, como si se hallara en el lugar más solitario del planeta. Era como el fondo de la nada.

(…)-Ésta es la amistad más rara que he tenido jamás.

-¿Por qué?- preguntó Shmuel.

-Porque con todos los otros niños que eran amigos míos podía jugar. Y nosotros nunca jugamos. Lo único que hacemos es sentarnos aquí y hablar.

(…) hay que mantenerlos juntos. (…) con los otros judíos, Bruno. ¿No lo sabías? (…) No pueden mezclarse con nosotros.

 

Comer en Italia, rezar en India, amar en Indonesia, de Elizabeth Gilbert Comer, rezar, amar, dirigida por Ryan Murphy
En mi destino hay muchas cosas que se me escapan, pero hay otras que sí están bajo mi jurisdicción. (…) Puedo elegir las palabras que uso y el tono de voz que empleo para hablar con los demás. Y, por encima de todo, puedo elegir mis pensamientos.

(…)-¿Qué es esta vida? ¿Tú la entiendes? Yo, no.

Opté por La sociedad literaria y del pastel de piel de patata de Guernsey, de Mary Ann Shaffer y Annie Barrows.

Un libro sobre libros y la importancia de la lectura. Un libro sobre lectores que sobreviven a las atrocidades de la guerra gracias a la lectura. Un libro de cartas que recuerda al hermoso Papaíto piernas largas, de Jean Webster. Múltiples narradores y múltiples historias se conjugan en este libros que es de una lectura tan placentera que se siente una ausencia enorme al terminar de leerlo.

Eso es lo que me encanta de la lectura: uno encuentra en un libro un detalle que le despierta interés, y ese detalle lo lleva a otro libro, y allí encuentra otro detalle que lo lleva a un tercer libro. (pág. 21)

En la página 63, uno de los personajes, Isola Pribby, sostiene que los libros buenos impiden que disfrutemos de los malos. Así es. Cuando descubrís el placer de la lectura, los buenos libros, las buenas lecturas, ya no sos la misma persona. Hay algo que se modifica en tu interior y nunca más volvés a ser el mismo. Esto pasa con los libros pero no con las películas. ¿O sí?

Víctor Sklovsky reflexiona largamente respecto de la “traducción” del lenguaje literario al cinematográfico: si no se pueden modificar los sonidos de un poema sin modificar su esencia aún menos se puede sustituir una palabra por una sombra gris-negra centelleante sobre la pantalla (…) Casi nada de la novela puede ser transferido a la pantalla, casi nada, salvo el mero argumento.

Sklovsky concluye que las tentativas de utilizar la literatura con fines cinematográficos han acaba en fracaso, ya que, la novela narra y el film representa. La literatura tiende a provocar la fantasía e inteligencia del lector; mientras que la imagen cinematográfica golpea inicialmente la sensibilidad.

Sin embargo, no deja de ser un buen ejercicio leer el libro y ver la película o ver la película y leer el libro y conversar con un amigo sobre estas diferencias.

¡Buena vida y buenas lecturas!

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