16 abril, 2024

DÍA DEL LECTOR

 

Preferí estar leyendo

24 de agosto día del lector

 

 

 

Por Ildiko Nassr

Quiero tiempo. Más tiempo para leer, que es el mejor. Aunque nada haría que renuncie a estas noches de insomnio, leyendo, robándole tiempo al tiempo.

Leer no es esa actividad de estatua en la que se permanece quieto e inmutable. No. Todo lo contrario: a las expresiones faciales las acompaña un movimiento del cuerpo que a veces es un sacudón o un estremecimiento casi invisible, pero otras veces es un acomodar la postura al libro, o un aleteo en las piernas para ayudar a los personajes en su huida, o un alejar el objeto para no estropearlo con las lágrimas. En cada vuelta de página, vuelta del cuerpo: así es leer en la cama. Y cuando hace frío, buscar la posición en la que no se congelen las manos. Conozco a una mujer que tiene un atril de lectura en su mesa de luz. Ha de ser extraña la sensación de lejanía, ese carente contacto estrecho con las páginas, con el peso del libro, los dedos acariciando el lomo mientras los ojos recorren las palabras y los espacios en blanco y dibujan una película en la cabeza. Una película única y particular.

Leer al solcito en este invierno frío y con sol y viento norte. Leer sentada en el piso contrastando sensaciones de frío y calor. Leer en el colectivo calculando mentalmente el tiempo hasta nuestro destino y bajarnos una o dos paradas después porque la lectura no se puede interrumpir. Leer antes de ir al trabajo y estar todo el tiempo pensando en qué pasará con esos personajes que quedaron congelados entre las páginas del libro. Leer sin imperativos, sin la tiranía del “hay que leer», como con la felicidad. Leer otorgándole distintas voces a cada personaje, saltarse los nombres difíciles. Cuando alguien pregunta ¿Qué estás leyendo? apasionarse en la respuesta y hablar del libro como de alguien amado. Recomendar el libro para hablar de él con alguien. Leer en voz alta como un regalo de amor. Leer y perderse en la lectura. Leer y construir un jardín o un cuarto propio. Leer y leer. Leer por leer.

Sugiero que el triste de los tristes tenga derecho a leer. Benditas sean las bibliotecas y los buenos bibliotecarios. Bendita la lectura. Pero es importante aclarar que leer es peligroso porque puede generar adicción.

“Vení, te voy a leer un cuento”, es tan amoroso como un “te amo”. Más porque supone el regalo de un tiempo único compartido.

Perdón, pero preferiría estar leyendo.

Buena vida y buenas lecturas

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.